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Economía circular del plástico y valorización de los residuos

Desde comienzos de la revolución industrial, los plásticos han tenido un papel fundamental en todos los ámbitos de la producción industrial y comercial, generando millones de toneladas de residuos que hasta hace poco no eran más que desperdicios. Sin embargo, en la actualidad, lo que antes era un hándicap puede haberse convertido en una vía clave para el Green New Deal influyendo tanto en la economía circular del presente y del futuro.

En 2018, la Comisión Europea lanzó la Estrategia Europea para el plástico para la economía circular, un enfoque con cuatro elementos:

  1. Hacer que el reciclaje sea rentable para las empresas
  2. Reducir los residuos plásticos
  3. Acabar con el vertido de basura al mar
  4. Fomentar la inversión y la innovación.

El núcleo de esta estrategia se sustenta en la apuesta por un crecimiento económico sostenible a través de las tres erres de los residuos plásticos: reducir, reutilizar, y reciclar. La ecuación es muy sencilla: crear valor y recursos a partir de los desperdicios, originando una economía a escala que genere riqueza al tiempo que les da una segunda vida a los desechos.

Proceso, productos y certificaciones

La longevidad del plástico es precisamente lo que hace tan atractivo a este material en términos de generar más valor, sostenibilidad y eficiencia de recursos. Y es su vida útil la que explica por qué la cantidad de residuos plásticos de un determinado año puede ser más baja que el total de productos y piezas de plásticos puestos en el mercado en el mismo año. Según la organización Plastics Europe “la vida útil de los productos plásticos y los productos que contienen plásticos depende de su aplicación, y oscila entre algo menos de un año y cincuenta años”.

Ciclo de creación de valor de los recursos plásticos obtenido de Plastics Europe

En este sentido, existen productos fabricados con plásticos que son particularmente representativos en su carácter reciclable y de nueva generación de valor: las tuberías. Los tubos de plástico utilizados en la edificación y construcción pueden durar más de 100 años, lo que los convierte en el producto con la esperanza de vida más larga. Así es que este tipo de tubos, por su vida útil y la posibilidad de ser reciclados y reutilizados, convierten al plástico en el material más ecofriendly del mercado para su fabricación.

Para garantizar la reconversión de este tipo de productos, existen diferentes certificaciones que son fundamentales para el proceso de reconversión del sector constructivo, una transformación que debe implicar a toda la industria de la edificación: gobiernos, asociaciones, empresas y sociedad civil. Ejemplo de ello es la Declaración de AENOR para plástico de posconsumo, creada en colaboración con la Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP). Esta certificación aporta confianza a la declaración realizada por los fabricantes sobre el contenido de material reciclado de posconsumo que se ha utilizado en la fabricación de un producto. Este compromiso certificado por AENOR de los productores de materiales se convierte en una garantía de los modelos establecidos en la política de economía circular de los plásticos, siendo una herramienta eficaz para garantizar la sostenibilidad.

Asimismo, existen otras iniciativas y organizaciones que enfocan su trabajo en concienciar sobre el uso del plástico y su reciclaje:

  • Circular Plastic Alliance (CPA): esta iniciativa, que recoge todas las cadenas de valor de los plásticos, pretende para 2025 impulsar el mercado de este material reciclado en la UE a 10 millones de toneladas. Actualmente, ya cuenta con más de 300 organizaciones que representan a la industria, academia y autoridades.
  • Plataforma MORE : se trata de una plataforma promovida por EuPC (European Plastics Converters) que busca monitorizar el uso de material reciclado por parte de los transformadores de plásticos. Desde este año, esta iniciativa coordinada por ANAIP en España, ha sido reconocida por la CPA como herramienta oficial para recopilar datos sobre uso de material reciclado en Europa.
  • OCS Certificado AENOR: de carácter mundial y voluntario, busca reducir posibles escapes de pellets (microplásticos primarios), en forma de granza, escamas o resina de polvo, al medio ambiente. En este sentido, esta certificación reconoce a las empresas que se comprometen a la reducción de residuos de manera voluntaria, así como a la sensibilización de sus empleados.

Naturaleza y reconversión

La presencia del plástico en la naturaleza es uno de puntos más relevantes en el cuidado del medioambiente. En este sentido, el Fondo Mundial para la Naturaleza estima que realizar una economía circular del plástico puede reducir en un 80% el volumen anual de plásticos que llegan a los océanos para 2040. Además, se puede llegar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 25%, crear 700.000 trabajos adicionales, y ahorrar 200.000 millones de dólares al año.

Así es que la evolución del tratamiento y gestión de los residuos plásticos en la Unión Europea en los últimos 15 años ha empezado a atajar este problema medioambiental, reduciendo los plásticos en los vertederos. Esta rehabilitación del material en forma de fuentes de energía y plástico reciclado ha aumentado en gran medida, liberando grandes superficies de residuos plásticos. En la siguiente gráfica se puede observar la evolución del tratamiento de plásticos en el periodo 2006-2018, según los datos del informe Plastics the Facts 2019:

Del total de plásticos reciclados en la actualidad, aproximadamente el 46% se reutilizan en el sector que más residuos produce: la construcción. Este dato es especialmente significativo, ya que refleja un cambio de mentalidad y de actuación en la industria de la edificación. Si bien siguen consumiendo gran parte de los recursos, cada vez más, provienen de fuentes limpias. La estandarización y estabilización de estos cambios hacia la sostenibilidad y la valorización de los plásticos podemos valorarlo como el primer paso para crear un círculo de consumo basado en los materiales reciclados. Así, en un futuro próximo se podría llegar a reutilizar el total de los residuos en la propia industria. Este ciclo cerrado llevaría a consumir exclusivamente plástico para cubrir la demanda que no cubrieran los plásticos reciclados, y llegaríamos a lograr un éxito en la descarbonización de la construcción.